jueves, 16 de junio de 2011

Historias anecdoticas de la Segunda Guerra Mundial

Baseball con Granadas:
1944; los desembarcos estadounidenses en mil y un islotes del Pacífico se suceden todos los días. En uno de ellos, el cabo Johnny Spillane comparte con sus camaradas una situación desesperada: atrincherados en "The Old Lady", su barca de desembarco, están varados en la playa donde están siendo tiroteados por los defensores japoneses, a pocos metros solamente.
Johnny sabe que en la playa puede tener una chance: su agilidad y su destreza han hecho que dos grandes equipos de beisbol de las Ligas Mayores hayan querido incorporarlo a sus planteles. La guerra ha detenido temporalmente su carrera, pero cuando vuelva puede seguirla. 
En la playa los tanques se detienen, destruidos por los proyectiles japoneses. Es un verdadero infierno. De repente, en el aire aparece una granada de mano. Todos se lanzan al suelo, tratando de protegerse con algo, sabiendo que dentro de unos segundos pueden estar muertos. Todos menos el cabo Spillane. Ha saltado y, atrapando la granada en el aire, la cambia rápidamente de mano y la devuelve. Otra granada: Spillane repite la operación y la lanza al mar. Sus compañeros lo miran con una mezcla de admiración, incredulidad y horror. Llegan dos granadas más y Spillane las sigue tomando en el aire y reenviándolas de la misma manera. Sus compañeros ahora aplauden, y gritan hurras por su héroe. Pero la sexta granada llega y le explota en la mano al candidato a las Grandes Ligas.
El cabo ya no puede soñar con volver a casa y tener una carrera o una vida normal. Pero ha salvado a sus compañeros: su sacrificio no ha sido en vano.



Como morir según el reglamento:
Mientras que los soldados iban embarcando (Dunquerque ) en los buques en dirección en dirección a los puertos ingleses, la mayor responsabilidad recaía en los que tenían como misión impedir que los alemanes estrechasen aún más el cerco. Durante uno de estos combates, en los alrededores del canal Ypres-Comines,se produjo una de las mueres más singulares de toda la Segunda Guerra Mundial. 
Un grupo de soldados británicos resite al límite de sus fuerzas la presión de las tropas germanas. Unos cuantos hombres son enviados a reconocer la zona para saber si los alemanes van a poder contar con refuerzos, pero va apsando el tiempo y no regresan. 
Repentinamente, un oficial de impecable uniforme y botas relucientes se pone en pie detrás de las trincheras, sosteniendo sus prismaticos y buscando con la mirada a sus soldados. Se trata del comandante de la compañia. Mientras otea el horizonte recibe un balazo en el pecho, disparando seguramente por un francotirador. Los prismáticos caen de sus manos y su rostro se vuelve palido, mostrando una mueca de dolor. La sangre mancha su uniforme. Se retira tropezando, se acerca a sus soldados y los mira fijamente. Se cuadra y sorprendentemente les dice : 
- ¡ El teniente Georg anuncia su muerte en acción 
Luego hizo el saludo militar, se puso firme y cayó muerto dos segundos más tarde, ante el asombro y la admiración de sus compañeros. 



Soldados en trincheras durante la segunda guerra mundial

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